jueves, 22 de septiembre de 2011

La diferencia entre educar y 'educar'


Hoy día 22 de Septiembre, como cualquier otro rutinario día, la gente en las redes sociales publica numerosos link de vídeos, canciones o páginas para compartir con otras personas. Esas publicaciones llegan a ser azarosas para los demás, ya que, la probabilidad de que las demás personas vean esas publicaciones es directamente proporcional al aburrimiento que éstos experimenten en el día. Ahí es donde quería llegar yo, hoy mi azar decidió ver un video sobre cómo educar a los hijos que alguien publicó, un vídeo que, desde mi punto de vista, tiene mucho partido.

Probablemente pueda criticar que la persona que lo publicó le pusiera el título ‘verdades’, pero no lo haré por dos motivos diferentes: por un lado, debemos aceptar que hay gente que tiene una concepción de educación paternal muy enraizada en principios populares, es decir, en lo que una persona cree que es adecuado para su hijo y su educación porque lo ha oído en la calle, o más aún, porque lo ha visto en su familia, pero estos principios no están asentados en lo real, lo práctico y en definitiva, en lo correcto. Por otro lado y en segundo lugar, no criticaré dicha nomenclatura del vídeo porque creo que los padres se equivocan cuando educan a sus hijos, frecuentemente dicen la frase: ‘cuando sea padre lo haré mejor de cómo lo han hecho conmigo mis padres’, sin preocuparse por los matices y yéndose a los extremos. De forma ilustrada vemos que padres en potencia que sus antecedentes fueron lo más restrictivos que puede existir, y se convierten en padres totalmente permisivos, sin saber que dentro de toda la gama de colores existen los grises.

Sin embargo, sí criticaré el video, más que el vídeo, la psicóloga que, desde bajo mi punto de vista, no solo dice cosas que no me parecen adecuadas, sino que me parecen básicas para dedicarse al mundo de la psicología y que, además, sigue perpetuando esa visión de la educación tan enraizada en ideas populares de la que anteriormente hablaba. Nosotros, los psicólogos, y más aún, aquellos que se dedican al campo de la educación, tienen que tener una idea de desarrollo mediado no innato y por tanto, no solo considero que su visión arcaica de educación no es adecuada, sino contraproducente con aquello que llamamos educación.

En su discurso comienza diciendo, una buena forma de comenzar un discurso de educación, por cierto, que los hijos de hoy en día no tienen miedo a sus padres, que vosotros, referidos a los de su edad, sois la última generación que tenían miedo a sus padres. Me gustaría decir que así sin más, parece que describe una realidad, que ciertamente es así, ya que los jóvenes no tienen el mismo respeto que antes a sus mayores, pero lo que me parece sorprendente, realmente sorprendente, es que lo vea como algo negativo el no tener miedo y, por el contrario, positivo el tener miedo a tus progenitores. Déjeme decirle que tenerle miedo a tus padres no es lo correcto, hablamos de miedo, una emoción primaria, una emoción que nos ayuda a escapar de un peligro, como un león o un tigre con boca abierta, un peligro, que va en contra de una figura de seguridad, que es lo que debe ser un padre y una madre. Es cierto que tiempos anteriores los hijos tenían más miedo a sus padres que en la actualidad, pero por una clara razón, sus métodos coercitivos de educación, tales como un bofetón o amenaza, ¿realmente defendemos eso como método educativo y luego pedimos que ellos sean comunicativos y no agresivos?

Por otra parte, pero no menos importante, también habla de que hoy en día los padres preguntan a sus hijos sobre ciertos temas como por ejemplo: qué van a comer o si van a ir o no a visitar a su abuela y le da un cierto tono satírico, como si se tratara de un disparate y por el contrario, defiende que hay que imponérselo, como una ley, una obligación, sin posibilidad de negociación. Cree que los hijos no son capaces de comer verduras o de comprometerse en ir a visitar a su abuela, como si por arte de magia, sus principios vinieran de fábrica, inamovibles e irreversibles y no, frutos de la educación que están recibiendo, algo temporal, inestable y modificable. Déjeme decirle que se equivoca, defiende el término autoridad como único método de imposición, todo lo que no cumple este criterio, es permisividad, como si dentro de esos dos extremos hubiera eco, para nada es así. Defiende métodos autoritarios de educación como la única forma de que tus hijos hagan aquello que los padres consideran adecuado (como si todo lo que hacen los padres fuera adecuado) y se equivoca, ¿quizás no hay otra forma de que unos hijos sigan unas normas sin utilizar imposiciones?, realmente si existe, se llama padre autoritativos, en contra de lo que usted defiende, padres autoritarios.

Ser autoritativo significa poner límites, ponerlos mediante el diálogo, la comunicación y la negociación, es decir, un método democrático de educación, curiosamente son principios que exigimos a nuestros hijos, pero que pocos padres son los que actúan como modelos de tal. Claro que un hijo comerá legumbres, si no lo sabe, me atrevo a decir que raro siendo psicóloga, puede negociarlo con el niño diciéndole, por ejemplo: ‘si hoy comes lentejas, mañana te preparo para comer tu plato preferido’, o a corto plazo: ‘si comes las lentejas, te dejo comerte las chucherías después’, sí psicóloga, el principio de Premack, principio de aprendizaje. Del mismo modo con la visita a la abuela: ‘si vamos a visitar a la abuela, después te dejo media hora más con el videojuego’, los ejemplos son innumerables, pero todos ellos serían adecuados cuando los hijos no cumplan con sus deberes de comer legumbres o de visitar a su abuela. Más aún déjeme decirle, otra cosa que debería saber, que si acostumbra a sus hijos desde que el principio a comer legumbres o a visitar a su abuela, será innecesario tener que reeducarle porque el hábito estará creado, recuerde que los niños son una tabla en blanco y no nacen rechazando las legumbres ni a la abuela.

Déjeme decirle que ser autoritativo no sólo le ayudará a marcar su figura como padres y a llevar a sus hijos por el ‘buen camino’ si no que se hará en un ambiente adecuado, sin imposiciones ni mandatos, sino bajo la opinión de todos los miembros de la familia como una unidad, que no sólo ayudará a que todos los miembros estén a gusto, sino que además favorecerá la autoestima de sus hijos, la capacidad de toma de decisiones, comunicación y resolución de problemas con los demás, todo ello, sin perder algo que parece que usted teme mucho, el control de sus hijos y su figura de madre.

También dice frases, barbaridades bajo mi punto de vista tales como: ‘Ser padre o ser madre significa ser ‘jodido’, yo no puedo ser grata como mamá, yo no le puedo caer bien a mis hijos’, estas afirmaciones no sólo vuelven a ser muy controvertidas, sino que además, carecen de sentido común y va en contra de la visión de un padre o una madre, por tanto, déjeme que le haga una pregunta: ¿Cuánto más ‘jodido’ es un padre o una madre, menos amigo o amiga es con su hijo, mejor madre o padre es?, la respuesta es clara, en absoluto es así, más bien lo contrario, nacer y crecer en un círculo de protección, calor y cariño es necesario para el desarrollo adecuado y, por otro lado, un padre o una madre no solo sería recomendable que fuera amigo o amiga de su hijo, sino que además, ayudaría de forma muy positiva al desarrollo de éste si fuera así, por tanto: ¿Cuál es el miedo de ser amigos? ¿Perder la autoridad? Déjeme volver a remitirle lo mismo, ¿ser amigos incluye inevitablemente ser permisivo?, en absoluto, ¿tan disparatado resulta pensar tener una relación de amistad con alguien que nos impone un respeto y unas normas adecuadas? Ser autoritativo vuelve a ser la solución, educar bajo unas normas negociadas, un control, pero sin renunciar a la intimidad y el afecto, el compromiso y el entendimiento mutuo.

A todos estos principios, además de ir en contra de una educación correcta hay que sumarle una gran contradicción que en su discurso he oído, habla y comenta que lo que un niño necesita es alguien que juegue a la pelota, en este caso, habla de un padre y mi pregunta es: ¿no sería eso algo parecido a un amigo?, por lo tanto, el padre no está haciendo sus funciones de padre, figura autoritaria, sino de amigo de barrio, algo que va en contra de sus planteamientos anteriores.

Finalmente, el colofón de su discurso es cuando habla que los niños han perdido la capacidad de agradecer y que, en tiempos anteriores, se divertían con cualquier cosa, al contrario que en la actualidad donde incluso los recursos y las actividades lúdicas son más numerosos. Lo que me llama la atención de esta afirmación no es su contenido en sí sino cómo lo dice, dando un cargo de culpa a ellos los niños. Los niños tienen de todo y no se divierten, son maleducados y malcriados y lo tienen todo, no tienen principios y... ¿es su culpa? No se equivoque, la culpa no es de ellos, es de la educación recibida y, sin ofender, de personas que tienen opiniones de educación similares a la usted.

Mejoremos la educación, seamos autoritativos con nuestros hijos, rompamos con las creencias populares y las experiencias, leamos de educación, aprendamos de nuestros errores, pero sobre todo, EDUQUEMOS. 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Por que un refrán sólo puede complicar las cosas?


A veces tengo la sensación que la gente dice cosas por decir, me atrevo a decir, incluso, que este hecho no solo lo observo yo en mis alrededores, el meollo de la cuestión es que la gente no lo suele decir o directamente, no se paran a pensarlo. Por este motivo a mí me gustaría plasmarlo en este escrito y para explicar lo que me gustaría transmitir quería empezar poniendo un ejemplo: la palabra “gracias”, esta palabra tan frecuente y que oímos decenas de veces al cabo del día, pues bien, muchas veces la gente dice gracias de forma tan común porque siempre lo han oído de pequeños, la mayoría de veces ni siquiera nos damos cuenta de que lo hemos dicho, pero así ha sido. Pero ¿realmente está todo el mundo agradecido cuando dice semejante palabro? Mi opinión es no, que son palabras implícitas y automatizadas a un favor o a algo que otra persona hace por ti. De hecho muchas veces se nos olvida decirlo y siempre tenemos a alguien que nos dice: “¡de nada ¿eh?!”, a lo que rápidamente contestamos: “gracias, gracias” pasando, incluso, en ocasiones, cierta vergüenza. En el otro extremo, podemos encontrar la situación contraria, la situación en la cual una persona dice gracias y la otra responde: “¿gracias por qué?”. Así que, por favor, pongámonos de acuerdo de cuando damos las gracias y sobre todo, hagámoslo cuando realmente nos sentamos agradecidos por el favor o el servicio que nos han dado.

Este mismo fenómeno ocurre cuando una persona dice un refrán. A simple vista un refrán resulta acertado e incluso, en muchas ocasiones, hasta gracioso, pero ¿realmente alguien se ha parado a pensar lo absurdo que resulta un refrán? ¿Su contenido tiene algún tipo de sentido de verdad? ¿No es posible decirlo de otra forma sin tener que acudir al significado figurativo de la frase? ¿Se dice por su significado o simplemente por simple automatismo? A todas estas preguntas hay que sumarle las ocasiones en las cuales las personas se quedan perdidas sin saber qué significan o también, aquellas en las cuales una persona dice una frase y nos quedamos pensando: “¿eso es un refrán o es suyo”? En fin, no sé si una imagen vale más que mil palabras (¡ya he dicho uno!) pero lo que está claro es que estas palabras muchas veces no se entienden…

Dicen que ‘a mal tiempo, buena cara’ como si nos importara el tiempo que hace para sonreír o llorar, para saltar o para cagarnos en todo… dicen ‘a palabras necias, oídos sordos’ pero yo oigo siempre, que preste atención es otra cosa… dicen ‘no digas nunca: de esta agua no beberé’ y la verdad que no sé quien lo dice, pero cuando tenemos sed bebemos de donde sea… dicen ‘matar dos pájaros de un tiro’ y no se dan cuenta que eso es imposible… dicen ‘más vale pájaro en mano que cientos volando’ y yo digo que yo siempre quiero los cientos… dicen ‘en boca cerrada no entran moscas’ y a mí nunca me ha entrado ninguna mosca y mira que hablo… dicen ‘sarna con gusto no pica’ y yo digo que una mierda, la sarna pica con y sin gusto… dicen ‘hay gato encerrado’ y yo pregunto que qué tiene que ver un gato en todo esto… dicen ‘a caballo regalado, no le mires el diente’ y no sé quién será el que se pone a mirarle los dientes a un caballo cuando se lo regalan… dicen ‘en casa del herrero, cuchara de palo’ y no sé qué importara como sea la cubertería de ese señor y dicen ‘a quien madruga, dios ayuda’ y yo digo que llevo 25 años madrugando y no he visto ningún milagro…

En resumen, gastamos mucha saliva, pero la mayoría de ella para decir tonterías, así que ni pensar la que gastan los inventores, manipuladores y prevaricadores que mueven el cotarro, pero lo que está claro que hay cierta dificultad en el lenguaje figurado a la hora de que las personas nos entendamos, no solo hay que saber qué significa dicho refrán, sino que hay que saber enmarcarlo en el contexto en el que se dice, vamos, lo que viene siendo casi un deporte de riesgo. A todo ello sumarle la prosodia, la intención del mensaje y sobre todo quien emite el mensaje y a quien va dirigido, ¿quién dijo que comunicarse es sencillo? Y pensar que es un proceso psicológico básico…

En conclusión, comunicarse no solo es importante, sino esencial en las personas y por tanto, su optimización es imprescindible, ¡hagamos de la comunicación un hábito y de ese hábito un arte!

viernes, 9 de septiembre de 2011

Me gustaría decirte tantas cosas que no puedo...


Hoy es 9 de septiembre, para muchos una simple fecha, para otros, entre los que me incluyo, un día que recuerda desde hace ya casi 18 años, ¿por qué lo recuerdo?... eso da igual, es simplemente pasado, lo importante es por qué recordaré esa fecha a partir de hoy. Aquí, en la sala de espera de un hospital no hay mucho que hacer, más que eso, esperar… generalmente la gente espera en estos lugares de forma preocupada, ves a la gente salir y entrar, hablar, comer, beber, e incluso salir de vez en cuando para dar algún que otro suspiro de nicotina. En mi caso es todo lo contrario, la preocupación no existe, y la tristeza no la conozco, pero sí la inquietud y la ilusión, quizás son emociones extrañas en una sala de espera de un hospital, pero es lo que siento ahora mismo, ¿la razón?, la razón eres tú…

Este escrito no tiene la intención de ser un manifiesto de sentimientos, ni una especie de diario donde escribir lo que siento, es más bien una carta, una carta en la cual quiero contarte muchas cosas que te esperan a partir de ahora. Aunque es difícil plasmarte todo lo que te quiero transmitir en una hoja en blanco mi intención es intentarlo, ofréceme el beneficio de la duda y así podrás comprobarlo tú mismo cuando leas esta carta y tengas edad para comprender lo que un día te quise contar.

Oirás muchas veces decir que la vida no es fácil, que las cosas conllevan un esfuerzo, que hay gente mala en el mundo que pretende hacer daños a los demás y que nadie te proporcionará tanto bienestar como tu familia… son frases típicas que todo el mundo hemos oído alguna vez, frases que, a los oídos de cualquier persona, suenan monótonas y repetitivas y que incluso, en ocasiones, carecen de sentido y de importancia… me gustaría ser yo el primero que te diga otras palabras, o al menos intente plasmártelas con otra retórica para que se te queden marcadas tanto como a mí tu llegada al mundo.

Me gustaría poder decirte que en el mundo no hay gente mala, que la gente vive felizmente en sus casas y que no hay gente que hace daño a los demás, que la gente no mata, no comete violencia, ni siquiera que la gente se miente ni se hieren unos a los otros, pero no puedo…

Me gustaría decirte que todo el mundo tiene pan para comer, que todos los niños cada día se levantan con una sonrisa de oreja a oreja porque saben que un buen día está por venir, porque tienen familia, un techo y algo que llevarse a la boca, pero no puedo…

Me gustaría decirte que en el mundo no hay injusticias, que no hay manipulación, que todo el mundo es tratado por igual en cualquier sitio sea cual sea su condición sexual, racial o religiosa, pero no puedo…

Me gustaría decirte que vivirás en un mundo donde el poder no corrompe a las personas, donde nadie se pelea por territorios o por delirios de grandeza, un mundo en el que las armas son piruletas, los misiles nubes de algodón y las guerras un simple juego de los niños, pero no puedo…

Me gustaría decirte que siempre recibirás aquello que te mereces, que todo esfuerzo te será recompensado, que nadie recibirá más que tú a pesar de que fuiste tú quien te lo ganaste, pero no puedo…

Me gustaría decirte que nunca te harán llorar de tristeza, que nadie te hará daño y que nunca te sentirás defraudado por alguien, pero no puedo…

Me gustaría decirte tantas cosas que no puedo decirte… pero sí puedo decirte muchas otras, y es que a muy pesar de todo lo malo, el mundo es un lugar increíble y la vida puede ser maravillosa, una oportunidad para cumplir tus sueños y ser feliz

…donde conocerás a mucha gente que se quedará grabada para siempre, personas que también te harán llorar, pero de alegría, gente que te querrá porque sí, independientemente a tus condiciones…

… donde siempre habrá alguien dispuesto a regalarte una sonrisa de forma gratuita y que te alegrará el día…

… donde por cada día de tristeza tendrás mil de alegrías…

… donde te reirás, saltarás, gritarás y bailarás…

… donde tendrás una familia y unos amigos que darán la vida por ti…

… donde verás cada fracaso como una oportunidad de aprender más de la vida…

Y sobre todo, donde tú y yo compartiremos nuestras vidas… y más que nadie, trataré de hacerte el niño más feliz del mundo…

Por todas estas cosas... intentaré que seas el tipo de persona que sabe valorar quien es, lo que tiene y lo que quiere ser y sobre todo que siempre vea lo bonito de la vida… sin que nadie te imponga lo que debes ser y sin que nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer…

….No has nacido aún y no puedo quererte más… Bienvenido al mundo y a la vida Gaby